sábado, 9 de agosto de 2008

Construção: de las bandas sonoras que regresan siempre

En medio de este verano de trabajo empezó a sonar una canción que solía poner mi padre: Construção, de Chico Buarque.

Desde niña me encantó. Le pedía que la pusiera una y otra vez, tratando de entender exactamente las palabras en portugués que, de cualquier manera, ya había comprendido y sentido musicalmente.

La “construcción” se hacía toda en mi cabeza, en un juego de tono psicodélico tropicalista con conciencia social.

La recuperé en una escena parecida a la contada en mis Cacerías disqueras por el mundo, con el disco de Armstrong y Fitzgerald.
Pero esa vez tuve que cantarle mis recuerdos infantiles al encantador melómano que fue Pedro Benvenuto.

Apurando un trago de vino, en su particular tienda Jazzmanía, le tarareé una estrofa y él enseguida saltó acercándome el disco que la tenía.

Ya él no está y tampoco tengo a mi padre cerca para mostrársela. Pero en honor a ambos la dejé sonar y nuevamente resultó mágica, contundente.

Hoy, finalmente, busqué la letra. La canción era todo lo que siempre intuí y más. Sin duda, es una de esas bandas sonoras que regresan siempre.


(Es tan antigua que obviamente no hay video oficial, aunque sí versiones en vivo e "interpretaciones visuales" de fanáticos. Yo preferí colocar una de estas últimas, para conservar la música original. No obstante, vale la pena también ver las versiones en vivo)




Construçao
Chico Buarque (traducido por Viglietti)

Amó aquella vez como si fuese última,
besó a su mujer como si fuese última,
y a cada hijo suyo cual si fuese el único,
y atravesó la calle con su paso tímido.
Subió a la construcción como si fuese máquina,
alzó en el balcón cuatro paredes sólidas,
ladrillo con ladrillo en un diseño mágico,
sus ojos embotados de cemento y lágrima.
Sentóse a descansar como si fuese sábado,
comió su pobre arroz como si fuese un príncipe,
bebió y sollozó como si fuese un náufrago,
danzó y se rió como si oyese música
y tropezó en el cielo con su paso alcohólico.
Y flotó por el aire cual si fuese un pájaro,
y terminó en el suelo como un bulto fláccido,
y agonizó en el medio del paseo público.
Murió a contramano entorpeciendo el tránsito.

Amó aquella vez como si fuese el último,
besó a su mujer como si fuese única,
y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo,
y atravesó la calle con su paso alcohólico.
Subió a la construcción como si fuese sólida,
alzó en el balcón cuatro paredes mágicas,
ladrillo con ladrillo en un diseño lógico,
sus ojos embotados de cemento y tránsito.
Sentóse a descansar como si fuese un príncipe,
comió su pobre arroz como si fuese el máximo,
bebió y sollozó como si fuese máquina,
danzó y se rió como si fuese el próximo
y tropezó en el cielo cual si oyese música.
Y flotó por el aire cual si fuese sábado,
y terminó en el suelo como un bulto tímido,
agonizó en el medio del paseo náufrago.
Murió a contramano entorpeciendo el público.

Amó aquella vez como si fuese máquina,
besó a su mujer como si fuese lógico,
alzó en el balcón cuatro paredes fláccidas,
Sentóse a descansar como si fuese un pájaro,
Y flotó en el aire cual si fuese un príncipe,
Y terminó en el suelo como un bulto alcohólico.
Murió a contramano entorpeciendo el sábado.


(Por ese pan de comer y el suelo para dormir,
registro para nacer, permiso para reir,
por dejarme respirar y dejarme existir
dios le pagué.
Por esa grappa de gracia que tenemos que beber,
por ese humo desgracia que tenemos que toser,
por los andamios de gentes para subir y caer
dios le pagué.
Por esa arpía que un día nos va a multar y a escupir,
y por la moscas y besos que nos vendrán a cubrir
y por la calma postrera que al fin nos va a redimir
dios le pagué.)

(También se puede revisar la letra original: Construção en portugués)