Sin embargo, sin su apoyo y orientación como promotor y compilador de las nuevas letras venezolanas, a través de Ficcion Breve y la Semana de la Narrativa Urbana, hubiera sido muy difícil concretar la entrega.
Sé que muchas de sus posiciones y observaciones sí pudieron colarse en mi reporte. Pero, dada su experiencia y pasión catando nuevas voces, creo que sus palabras pueden ser perfectas para cerrar esta serie.
He aquí, pues, la entrevistilla al novel escritor y promotor tenaz, con mi gratitud adosada. ¡Salud!
Héctor Torres (1968)
En librerías: Las voces secretas (Antología de Alfaguara) y, próximamente, El amor en tres platos (Editorial Equinoccio).
En Internet: Ficción Caracas
Reconocimientos: Dos menciones en el Concurso de Cuentos de SACVEN
-¿Consideras que actualmente existe en realidad una propuesta diferenciada de nuevas voces narrativas?
-No creo que exista una propuesta unificada como resultado de algún manifiesto estético. No existen, de hecho, movimientos literarios en la actualidad. Lo que sí considero es que las tendencias espontáneas marcan siempre a cada generación. Los narradores de esta generación escriben, sin ninguna duda, distinto a los de generaciones anteriores y, en cierto modo, con rasgos comunes.
-No creo que exista una propuesta unificada como resultado de algún manifiesto estético. No existen, de hecho, movimientos literarios en la actualidad. Lo que sí considero es que las tendencias espontáneas marcan siempre a cada generación. Los narradores de esta generación escriben, sin ninguna duda, distinto a los de generaciones anteriores y, en cierto modo, con rasgos comunes.
Los "héroes literarios de moda", las realidades circunstanciales, las tendencias estéticas -incluso, las convicciones en torno a la historia de nuestra literatura- producen una textura, una especie de lectura de la realidad que podría ser definible en ciertos elementos comunes.
-Si es así, ¿qué distingue a estas nuevas voces?
-Sus características no nacen de ciertos dogmas o convicciones reunidas en manifiestos ni movimientos, pero creo que las voces contemporáneas tienen efectivamente ciertos rasgos comunes. Uno de los más significativos es que no reniegan de la tradición de la que forman parte.
Que Federico Vegas, en el Falke, reivindique a Rómulo Gallegos; que muchos escritores jóvenes admitan entre sus influencias a Francisco Masianni y a Eduardo Liendo, por mencionar a algunos; que Ana Teresa Torres, José Pulido, Victoria de Stefano sean leídos y discutidos por los nuevos creadores, son señales inequívocas y positivas de que se reconocen como parte de una historia.
Otro rasgo interesante es que la narrativa venezolana, que en un tiempo centró su atención en el campo y luego dio un giro radical hacia parajes lejanos y exóticos, tiene un tiempo usando a Caracas como locación de sus historias, como foco de sus preocupaciones.
Otras características comunes vienen dadas por ciertas tendencias estéticas, realidades históricas y circunstancias varias; como el hecho de que vivimos en tiempos sumamente visuales, violentos e incrédulos.
-En tu caso particular, ¿cuáles son tus búsquedas, tus estéticas? ¿Cómo podrías definir o caracterizar tu obra?
En mi caso, y creo que será el caso de muchos autores en formación, he pasado por varias búsquedas, motivadas por los propios períodos de mi vida y por las lecturas que, en cada época, me han ido formando.
En la actualidad, mis asombros lo producen los aspectos más invisibles de la vida cotidiana, buscar una mirada todo lo novedosa que se pueda sobre las cosas que están allí y que a veces ignoramos, como el deseo, el paso del tiempo, la locura de un ser querido y las angustias que agotan y enajenan al común de las personas, en su día a día.
-¿Cuáles crees son las principales barreras para desarrollarse como escritor?
Las principales son, en muchos casos, internas. Como en ninguna parte te dan una acreditación como escritor, ni existe algún hecho unificado que te certifique en el oficio, el de escritor es un destino que se impone. La falta de convicción de ese destino, de resistencia ante la adversidad, de capacidad de trabajo, son algunos de los principales enemigos del escritor en ciernes. Y la causa de que muchas vocaciones se queden en el camino.
John Gardner asegura que el novelista tiene alma de campesino, por eso de la tozudez y la capacidad de aguante frente a las adversidades. Las barreras que se desprenden de la ausencia de una infraestructura de apoyo y de políticas gubernamentales, son posteriores a esto y siempre podrán ser vencidas con la voluntad adecuada.
-¿Crees que las editoriales están abiertas a las nuevas voces?
-Las primeras que apuestan con riesgo son las editoriales pequeñas. Son las que tienen menos que perder. Cuando el asunto prende y comienza a dar beneficios, a cuesta del riesgo de las pequeñas editoriales, las grandes suelen sumarse. Así funciona con todo y, de alguna manera, tiene su explicación. El autor tiene que ganar espacios para ir haciéndose de escenarios de mayor alcance. Después de todo, en ninguna parte editar es fácil.
La dificultad adicional que tiene Venezuela es que las casas matrices de las editoriales extranjeras con sede en nuestro país, nos han visto durante muchos años como un mercado y no como una veta. Queda de los autores hacerles cambiar esa perspectiva. Y, de hecho, está ocurriendo. Una muestra de ello, es la edición de las últimas obras de Planeta en Venezuela (Puntos de sutura, de Oscar Marcano, por ejemplo), las cuales se están distribuyendo en otros países de la región. Eso va abriendo espacio a otros autores.
-¿Y la crítica?
-En Venezuela hay poca crítica, pero la poca que hay ha estado muy pendiente del acontecer de las nuevas voces. Sé que reconocidos estudiosos de nuestras letras leen los libros que les mandan, indistintamente de que no sean autores conocidos. O asisten a eventos como la Nueva Narrativa Urbana, porque están atentos a lo que está por suceder.
-Las editoriales últimamente han publicado muchas obras venezolanas, pero dedicadas a ensayos y grandes reportajes ¿Crees que hay posibilidades para el autor de ficción?
-Sí, claro. En estos últimos dos años se han publicado cerca de una docena de primeras novelas. Editoriales como Mondadori han editado más de diez libros en estos últimos años. Igual ímpetu está mostrando Equinoccio. Y los libros que salen del Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila. La poesía sí tiene más dificultades para publicar, y sin embargo tiene sus escenarios en los que es posible alcanzar la publicación.
-¿Cuáles serían tus expectativas y necesidades para desarrollarte como escritor?
Las expectativas son, me parece, las naturales a todo escritor: ser leído. Y si uno puede lograr que un mayor número de personas lo lean, creo que se acerca cada vez más a lo que aspira. No creo en autores que escriben para la gaveta. Hay en eso más un mecanismo de protección que una convicción.
-Recopilaciones de nuevas voces o encuentros como la Semana de la Narrativa -donde participas directamente como organizador-, a veces unen autores de distintas generaciones, a veces no tan nuevos y muy distintos. ¿Qué consideras positivo y negativo de estas iniciativas? ¿Qué sugerencias harías para mejorarlas?
-De positivo todo. Cualquier foro o espacio de encuentro y de proyección es una buena noticia en sí. Con las antologías siempre suele quedar gente descontenta. Es normal que los que estén fuera se sientan mal. Esto también parte de una idea, acaso inocente, de que las antologías legitiman o totalizan la literatura de un momento.
Las antologías no son más que libros hechos con las limitaciones de información del autor y del editor. En ellas hasta pueden privar los prejuicios y las supersticiones de los mismos. No aparecer en una antología sólo indica que no se coincidió con esos parámetros. No se debería dar más importancia que eso. Ahora, eventos como la Semana de la Narrativa, pudiesen ser más vistosos si se pudiese tener recursos para movilizar autores de las regiones. Pero, más recursos suponen más compromisos y más restricciones. Por tanto, después de todo están bien así.
-Hablando en términos de acto creativo, ¿cuál crees ha sido tu mayor acierto y tu mayor error?
-Los errores viven en una franca competencia por superarse permanentemente. He allí el indicativo de que se está creciendo. Cada cuento, cada versión de una novela, da cuenta de una serie de errores imperdonables que van dejando sus enseñanzas. Incluso publicadas las obras, se tropieza el autor con errores que ponen a prueba la vocación de escritor. Es el motivo por el cual muchos autores no leen sus obras publicadas. En cuanto a aciertos, como soy un optimista irremediable, sé que el mayor acierto, el mejor momento, siempre está por venir.
-¿De qué viven las nuevas voces?
-Como ahora los diplomáticos son militares, pues ahora los autores no pueden ser diplomáticos, que era un oficio perfecto para escribir. Los autores trabajan duro en sus oficios, o los mantienen sus esposas, o pasan hambre. Esas dificultades y esa resolución de mantenerse en el oficio, producirán una generación de buenos escritores.
-¿Cuál crees será el futuro de las nuevas voces?
-De las nuevas voces se puede esperar mucho. Pero, como le respondí a Rafael Osío Cabrices –en El Librero-, la literatura se riñe con las matemáticas. El momento es oportuno. Hay editoriales que publican a nuestros autores, hay lectores, las librerías ya no relegan nuestros libros a los anaqueles más oscuros, el público asiste entusiasta a los eventos, los mayores están atentos a los que vienen detrás, hay nuevos espacios para la formación, los blogs y los sitios web están sustituyendo a la ausencia de espacios en la prensa escrita, nuestros autores comienzan a tener reconocimiento fuera de nuestras fronteras… Todo está tan a favor que, como la vida gusta de las ironías, puede que no ocurra nada. Sin embargo, hasta que no termine sucediendo lo contrario, se puede esperar mucho de nuestras letras en los próximos veinte años.
2 comentarios:
nuestros asombros los ocupan la dedicación de amigos talentosos y arriesgados como héctor...
salud por tu decisión de hacerle honor!
j.
Excelente entrevista¡ Me ha gustado mucho :)
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