miércoles, 25 de abril de 2007

Catando nuevos narradores: Roberto Echeto

Para profundizar en los temas tratados en el reportaje sobre nuevos narradores venezolanos, publicado en el diario El Mundo el 23 de abril, a partir de hoy estaré compartiendo las consultas que hice a diversos autores. Aquí va la primera:


Foto: Jorge Aguirre

Roberto Echeto (1970)
En librerías: Cuentos líquidos (Joyas del patio), Breviario galante (Fundación para la Cultura Urbana), No habrá final (Alfa), Las voces secretas (Antología de Alfaguara).
En Internet: Roberto Echeto presenta
Reconocimientos: Fundación para la Cultura Urbana del año 2003

-¿Consideras que actualmente existe en realidad una propuesta diferenciada de nuevas voces narrativas?

-Sí, pero hay que matizar la respuesta porque podría suponerse que este grupo de «nuevas voces narrativas» irrumpió en el horizonte literario de manera violenta, hablando mal de los escritores del pasado, denigrando de la tradición y creyendo que antes que ellos no había literatura en este país, y eso no es verdad. Estos escritores (casi todos menores de 40 años) arribaron al panorama literario conscientes de que son herederos de los grandes, de Ramos Sucre, de Teresa De La Parra, de Gallegos, de Úslar Pietri, de Picón Salas, de Massiani, de Chocrón, de Elisa Lerner, de Victoria Di Stefano, de Ednodio Quintero. Las nuevas generaciones no son mezquinas y reconocen que su presencia en el panorama literario actual responde a la continuidad de un proceso que empezó hace mucho tiempo y del que no vale la pena renegar.

Y así como las nuevas generaciones de escritores leen y homenajean a sus antecesores, también son más dadas a leer, a criticar y a divulgar las obras no sólo de sus contemporáneos, sino las de los que les suceden. En ese sentido, creo que estos escritores, sin necesidad de firmar manifiestos, ni de andar de abrazo en abrazo, tiene conciencia de que cada uno forma parte de algo más grande que cada uno de ellos.

-Si es así, ¿qué distingue a estas nuevas voces?

-Creo que estas voces se distinguen fundamentalmente por:

1. El humor;
2. El uso sin complejos ni pruritos de referencias a la cultura popular universal al lado de referencias a temas de la «cultura cultural» (ésa que se escribe con C mayúscula);
3. El uso de un lenguaje sencillo al servicio del relato;
4. la conciencia de que a los lectores hay que enamorarlos porque no existe literatura sin un público lector;
5. La necesidad de escribir no tanto sobre nuestro entorno como sobre nuestros puntos de vista porque, al fin y al cabo, lo único que sobrevive en la memoria de los hombres es aquello sobre lo que se escribe.

-En tu caso particular, ¿cuáles son tus búsquedas, tus estéticas? ¿Cómo podrías definir o caracterizar tu obra?

-Yo escribo las historias que quisiera leer. Así como hay autores a quienes les gustaría escribir algo equivalente a Mahler o a Strauss, a mí me encantaría escribir algo equivalente a Ginger Baker y a Eric Clapton.

-¿Cuáles crees son las principales barreras para desarrollarse como escritor?

-El calor, el ruido, los zancudos y los idiotas que creen que tú no trabajas.

-¿Crees que las editoriales están abiertas a las nuevas voces?

-Sí, claro que sí. Y se abrirán más.

-¿Y la crítica?

-La crítica actúa con prudencia y espera que pase el tiempo para ver qué repercusiones reales (y no faranduleras) tienen los libros que salen al mercado. A veces espera demasiado, y los escritores nos ponemos ansiosos, pero, en general, nuestra crítica está abierta y atenta a las nuevas propuestas.

-Las editoriales últimamente han publicado muchas obras venezolanas, pero dedicadas a ensayos y grandes reportajes ¿Crees que hay posibilidades para el autor de ficción?

-Claro que sí. Los ensayos literarios e históricos más los reportajes periodísticos que abundan en los catálogos de nuestras editoriales, y que pretenden explicar los fenómenos sociopolíticos de nuestro país, nos descubrieron a los venezolanos que hay un público ávido de entender su entorno y su tiempo a partir de lo que escriben no sólo los grandes autores del mundo entero, sino sus coterráneos.

Como la ficción también sirve para explicar tu realidad, pues los lectores venezolanos necesitan y esperan que sus autores les cuenten su versión del mundo.

-¿Cuáles serían tus expectativas y necesidades para desarrollarte como escritor?

-Tengo miles de necesidades como escritor y muy pocas expectativas. Dadme una computadora, un disco de Marilyn Manson, una Coca Cola bien fría y dejadme solo durante un par de horas a ver qué pasa.

-Recopilaciones de nuevas voces o encuentros como la Semana de la Narrativa a veces unen autores de distintas generaciones, a veces no tan nuevos y muy distintos. ¿Qué consideras positivo y negativo de estas iniciativas? ¿Qué sugerencias harías para mejorarlas?

-No hay nada negativo. Esos eventos sólo generan hechos positivos. ¿Que no invitaron a alguien que debían haber invitado? Pues en otra oportunidad será. ¿Que invitaron a uno que no debían? Pues qué lástima. El tiempo se encargará de decir si los organizadores de ese evento se equivocaron o no invitándolo.

Y, por los momentos, no tengo ninguna sugerencia. Esos eventos tienen su propia dinámica y es muy difícil que todos quedemos contentos, pero repito: hay que estimular que se sigan haciendo y en algún momento la rueda girará de modo que aquél que no quedó contento hoy, quedará contento mañana.

Todo lo que tiene que ver con la literatura está ligado a la paciencia, a la perseverancia, al sacrificio, al trabajo duro y a comprender que nunca serás un maestro, que siempre serás el discípulo solitario de un maestro invisible e implacable.

-Hablando en términos de acto creativo, ¿cuál crees ha sido tu mayor acierto y tu mayor error?

-Mi mayor acierto es haberme comprado un aparato de aire acondicionado. Mi mayor error fue haber tratado de instalarlo yo mismo. El calor es el peor enemigo de los escritores. Las neuronas comienzan a producir tonterías después de los 30°C.

-¿De qué viven las nuevas voces?

-No tengo idea de qué viven los demás escritores. Yo vivo de escribir para la radio (soy el libretista de Papelón con limón, un programa que se transmite de lunes a viernes a través de la Mega 107.3 FM, de 12 del mediodía a 2 de la tarde), de dar clases en el Programa Superior de Escritura Creativa del ICREA y de redactar crónicas para una revista que se llama Claro y que circula todos los domingos en Maracaibo, Puerto La Cruz, Coro, Mérida, Maturín, San Felipe, Barquisimeto, etcétera. Aparte de eso, escribo a destajo piezas publicitarias y escucho rock and roll.

-¿En qué estás trabajando actualmente?

-Estoy trabajando en unos cuentos, pero los tengo rodeados de andamios y con un letrero que dice «no pase si no es empleado».

-¿Cuál crees que será el futuro de las nuevas voces?

-Los que sobrevivan a las miles de adversidades que rodean a este oficio, los que sigan escribiendo y los que se superen a sí mismos y se planteen ideas y proyectos superiores a sus fuerzas, se convertirán en «viejas voces» y les darán paso a otras nuevas voces que surgirán en el futuro. Nosotros sólo somos un eslabón más de una tradición.

1 comentario:

Jesús Nieves Montero dijo...

realmente cada vez más impresionado por la tarea de reducir estas interesantes respuestas...

me quedo con "la paciencia, la perseverancia, el sacrificio y el trabajo duro" que exorcizan la flojera, la pose, la pantalla, la mediocridad y el divismo de algunas personas interesadas en la escritura...

tengo dudas sobre el caracter científico de la afirmación de la correlación entre producción intelectual y temperatura ambiente :)

seguimos pendientes con el resto...

salud, pues, robert, y salud, susana!

jesus