La idea de que un ser común y corriente se despertara un día para descubrir que era un simple personaje de una historia y que debía encontrar al autor, antes de que éste lograra escribir –o dictaminar- su inminente muerte, era para mí un dulce difícil de resistir.
El argumento de Más extraño que la ficción (Stranger than fiction, 2006) no sólo se conectaba de muchas maneras con mis búsquedas y predilecciones, sino que, además, me recordaba historias e imágenes que he disfrutado en diferentes momentos de mi vida.
Recordé “Las Ruinas Circulares” de Jorge Luis Borges, con ese hombre que es soñado por otro que a su vez es soñado; también aquél, de Julio Cortazar, que sentado en un sillón verde leía en un libro su propio asesinato; y hasta la mano pintada por el otro Borges –Jacobo- que dibujaba una montaña y a otra mano dibujando una montaña y así hasta el infinito.
“Ésta es la historia de un hombre llamado Harold Crick... y su reloj de pulsera”, narraba la voz de Emma Thompson, quien encarna a la escritora y demiurgo del personaje. La frase inicial prometía, pues, también humor.
El detalle es que Harold Crick era encarnado nada menos que por Will Farell. Un actor de comedia, cuyo esfuerzo por ser gracioso y trabajos patéticos como el de Hechizada (2005), no me parecían muy buena referencia. Su sobreactuación podía dañar cualquier buena intención.
Sin embargo, el desastre no ocurrió.
Más extraño que la ficción me resultó interesante, inteligente, fresca, divertida; sin pedanterías intensas, pero tampoco cayendo en trivialidades. Dirigida por Marc Forster, con guión de Zach Helm, posee diálogos y situaciones inteligentes, sin dar concesiones a la comicidad bobalicona.
El reparto es más que solvente: Emma Thomson, como la escritora atormentada; Dustin Hoffman, como un excéntrico profesor de literatura a quien Harold acude para identificar a su autor; Maggie Gyllenhaal, como la anárquica cocinera, que termina de trastocar la rutinaria vida de Harold. Y, contra todos mis pronósticos, Forster hasta logra sacar una interpretación digna y creíble por parte de Farell.
Más extraño que la ficción no es una película de carcajadas, sino de sonrisas cómplices, mientras nos inserta simpáticamente en grandes inquietudes del hombre: la prisión creada por la rutina; el encuentro del amor y la liberación sólo ante el shock de una inminente muerte; la desesperación de una autora ante el estancamiento creativo.
La dirección artística y los encuadres están muy bien cuidados y limpios. Y la narración se completa con ideas visuales, detalles gráficos superpuestos a la película, que terminan de definir a los personajes de forma innovadora y dan una atmósfera particular y actual al film.
Así, un contador sale dibujado al lado de Harold para mostrar cómo trabaja su mente neurótica contando las cepilladas a sus dientes, los pasos hacia el trabajo, o cuánto jabón queda en las jaboneras de un baño público.
Gracias a Helm, la historia está además revestida de giros y pistas sutiles como los nombres de personajes, calles y negocios: Crick, Pascal, Eiffel, Escher, Banneker, Cayly… todos matemáticos que se centraron en el orden.
La película me pareció muy literaria por tema y estructura, pero sin caer en pretensiones pesadas. Me recordó por momentos a Cómo ser John Malkovich (Being John Malkovich, 2005). Y, aunque algunos críticos han notado algunos altibajos de ritmo, a mí me mantuvo siempre entretenida con su juego metalinguístico.
En su relativamente corta carrera, el director alemán criado en suiza ha experimentado muchos géneros: el drama con Monster’s ball (2001), la fantasía con Finding Neverland (2004) y hasta el triller psicológico con Tránsito (Stay, 2005). Si bien ninguna se ha considerado una obra maestra, han sido películas ricas e innovadoras. Habrá que estar pendiente para nuevas entregas.
Argumento:
Una mañana, un solitario y monótono agente de la Agencia de Impuestos de Estados Unidos, Harold Crick, comienza a escuchar una voz femenina que narra, de manera detalladamente alarmante, cada una de sus acciones, pensamientos y sentimientos.
Cuando la narradora que sólo él puede escuchar anuncia su inminente muerte, la controlada y rutinaria vida de Harold queda irremediablemente trastocada. Él debe descubrir quién es la autora de su historia y persuadirla para que cambie su final fatal.
Ficha técnica:
Dirección: Marc Forster
País: EEUU
Año: 2006
Duración: 113 min.
Género: Comedia dramática
Interpretación: Will Ferrel (Harold Crick), Maggie Gyllenhaal (Ana), Dustin Hoffman (Jules Hilbert), Queen Latifah (Penny Escher), Emma Thompson (Karen Eiffel).
Guión: Zach Helm
6 comentarios:
Saludos, Susana, gracias por invitarme a tu blog.
Muy buena reseña, Susana. ¿Dónde se puede conseguir esa película? Gracias por descubrirme tu blog.
s.f
la película es buena, sí, pero a mí me molestó el final: una concesión a los happy ends buenistas y un poco bobolongos, cuando la película no apuntaba a eso en ningún momento; per, sí, la propuesta atrapa de inmediato.
¡Saludos!
justo pensaba en ponerla para verla con los alumnos... cosa que sin duda haremos después de este abrebocas...
salud!
j.
Fedosy, un gusto tenerte por aquí. Bienvenido y gracias por visitar.
Salvador, qué bueno que te gustó la reseña. En serio creo que la peli está interesante y divertida.
Lamentablemente no sé dónde se la puede conseguir, supongo que en el club de video (en los buhoneros, si no te importa promoverlos).
Yo la vi gracias a un buen samaritano. Pero creo que la van a estrenar en el cine en algún momento... vi los trailers allí, y por eso me animé.
Juan Carlos, te entiendo. Ciertamente el final cambia la dirección de la película, pero yo lo leí más como una forma de mostrar que el final feliz no iba a tener tanto impacto como el otro.
Para mí fue una concesión, pero para evidenciar el efecto de ceder ante nuestros personajes. Como decía Jules (Hoffman), el final queda bien, pero el otro era el de premio.
Jesús, después de todos los comentarios, sin duda me parece perfecta para ver en talleres creativos.
Salud!
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