domingo, 29 de julio de 2007

FUR-Retrato de una pasión: la sensualidad de lo freak

Por despistada o qué se yo, no sabía nada de la película que en Venezuela y otros países hispanoparlantes pésimamente titularon “Retrato de una pasión” (Fur: An imaginary portrait of Diane Arbus, 2006).

En la copia que me prestaron no aparecía el título original. Un amigo sólo atinó a decirme muy rápidamente que estaba basada en la vida de una fotógrafa, sin mayores detalles. Y lo que aparecía en la portada eran Nicole Kidman y Robert Downey Jr. en una posición más o menos romántica.

Siendo sincera, la cosa no me llamó demasiado la atención. Sin embargo, tratándose de una fotógrafa y como Downey Jr. suele hacer papeles interesantes, decidí verla.

De entrada me encantó la advertencia: no es una película biográfica de Diane Arbus, la fotógrafa norteamericana que a partir de los cincuenta se dedicó a captar a los freaks de su época: enanos, gemelos, enfermos mentales, gigantes y demás fenómenos de circo.

La película es un homenaje, una fantasía, una historia fabulada con personajes y situaciones ficticias, que los creadores imaginaron pudieron impactar la vida de Arbus, impulsándola a convertirse en una de las fotógrafas más revolucionarias e importantes del siglo XX.

Mezclando realidad y fantasía, en un viaje parecido al de Alicia en el País de las Maravillas –el libro era uno de los favoritos de Arbus y, en el film, a Diane también le espera una taza de té-, la película relata todo el proceso interno, psicológico y emocional, que pudo haber vivido la fotógrafa para producir su primera foto. Es la transformación de una tímida mujer en una original y poderosa artista.

Ficción para revelar realidad
Dirigida por Steven Shainberg, el mismo director de La Secretaria (Secretary, 2002), el film me enganchó desde un primer momento con una estética de época, que rápidamente se ve trastocada y atravesada por las visiones de mundos extraños, los que Arbus luego captaría con su cámara.

Una luminosidad similar a la de esos comerciales de los cincuenta, cuando junto con una lavadora se quería vender la gran vida americana, presenta el mundo de riqueza y educación acomodada del que surge Arbus y al que, inicialmente, ella pretende seguir perteneciendo asistiendo a su esposo, un fotógrafo de publicidad y moda.

Pero inmediatamente una serie de encuadres y zooms a detalles retorcidos de esa realidad, empiezan a delatar la singular óptica de Arbus. Nos introduce entonces -por imágenes, color, textura e iluminación- al tono nostálgico, al vacío tras los bastidores del mundo de caja de detergente que vende un esposo amoroso, pero también distante y conservador.

A su vida de diligente madre y esposa se contrapone un excitante mundo de enanos, hombres lobo, gemelos, trasvestis… seres diferentes y fascinantes, presentados por un nuevo y enigmático vecino, Lionel, encarnado por un Robert Downey Jr al que, tras una maraña de pelos, sólo se le ven unos tiernos y enigmáticos ojos hasta el final de la película.

La belleza de lo inusual
Shainberg conoce bien el mundo de Arbus. Su tío era amigo de la fotógrafa y él creció viendo sus imágenes en las paredes de su casa. “La mayoría de los padres leían cuentos a sus hijos por la noche mientras que yo, cuando me iba a la cama, pasaba por delante de la foto del Gigante Judío”, comentó a TriPictures, refiriéndose a una de las fotos más conocidas de Arbus: Jewish Giant at Home with His Parents in The Bronx, NY (1970).

Aunque la película creó muchas expectativas, ni la crítica ni la taquilla la trataron muy bien. El abordaje a la transformación-maduración psicológica de Arbus no es el de una Madame Bovary, ni mucho menos. Y algunos problemas de ritmo atentan contra la inmersión total del espectador en la historia.

Sin embargo, muy bien interpretada tanto por Kidman como por Downey Jr., a mí me mantuvo atenta y me pareció interesante al crear –como las fotos de Arbus- un ambiente torcido cargado de una particular sensualidad, especialmente a través del personaje de Lionel.

Lo misterioso siempre es atractivo, pero en este caso es lo extraño, lo fuera de lo común y lo que para algunos pudiera parecer monstruoso lo que atrae a Diane. Allí está, por ejemplo, la escena en un bar de enanos, donde ella queda embelesada ante los galanteos de una pareja, o el baile amoroso con un trasvesti.

Ciertas escenas como la visita de los freaks a la casa de los Arbus –por cierto, todos son seres reales porque no se quisieron usar efectos especiales- me hicieron recordar la película Big Fish (2003).

Y la referencia más obvia a la relación surgida entre Lionel y Diane es La Bella y La Bestia de Jean Cocteau. Sin embargo, Lionel también me trajo a la mente el Minotauro de Los Reyes de Julio Cortazar: adorable y monstruoso, guía y protector de las artes, de los mundos no convencionales, de la verdad más profunda.

Y es que, si bien en la Bella y la Bestia, Belle se enamora del monstruo a pesar de sus deformaciones físicas, en FUR, Diane se enamora de Lionel debido precisamente a su físico inusual.

Inspirada en el libro Diane Arbus: A Biography de Patricia Bosworth, no es la mejor película que pudiera hacerse de esta curiosa artista. No obstante, me resultó un interesante homenaje a su estética e imaginería, y una forma original, rara, sensual y hermosa de mostrar los dilemas que pudieron ocupar a alguien capaz de ver lo grotesco en un glamoroso desfile de modas y, en cambio, percibir la belleza de un niño con un gran lunar morado en la cara.

Argumento:
A mediados de los años 50, Diane Arbus es en un ama de casa modélica que trabaja como asistente de su esposo, un fotógrafo de moda y publicidad. La llegada de un nuevo y curioso vecino, Lionel, quien de niño fuera exhibido en ferias por su abundante vello corporal, marca el inicio de un viaje a mundos poco convencionales y a su descubrimiento interior, que culmina en su transformación de dócil esposa en artista de vanguardia.

Ficha técnica:

Dirección: Steven Shainberg
País: EEUU
Año: 2006
Duración: 122 min.
Género: Drama
Interpretación: Nicole Kidman (Diane Arbus), Robert Downey Jr. (Lionel), Ty Burrell (Allan), Harris Yulin (David Nemerov), Jane Alexander (Gertrude Nemerov), Emmy Clarke (Grace Arbus), Genevieve McCarthy (Sophie Arbus), Boris McGiver (Jack Henry), Marceline Hugot (Tippa Henry), Mary Duffy (Althea), Emily Bergl (Alicia).
Guión: Erin Cressida Wilson; inspirado en el libro biográfico Diane Arbus de Patricia Bosworth.

sábado, 21 de julio de 2007

Catando diseñadores emergentes: Adriana Rodríguez – Bará Dúo

Crear “piezas únicas inspiradas en personas de gusto particular y espíritu libre; seres que quieren dejar atrás los uniformes y expresarse a través de su indumentaria” fue la idea con la que Adriana Rodríguez y Xiomara Magdaleno crearon Bará Dúo.

Apropiándose de la palabra hebrea Bará –creado de la nada-, desde 2004 la dupla aplica técnicas aprendidas dentro del diseño gráfico a soportes textiles, para materializar ropa y accesorios que, según precisa Adriana, buscan ser “atemporales, divertidos y personalizados”.

En su taller ubicado en la Urbanización Los Naranjos de Las Mercedes, Adriana se encarga de los diseños, mientras un equipo confecciona las piezas y Xiomara las decora.

Además de las líneas femenina y masculina, en las que combinan diversidad de técnicas decorativas, texturas, colores y formas, también dan vida y personalidad a espacios y ambientes a través de la vena “Entornos” de objetos textiles decorativos.

Inquietas, participaron en la Semana de la Moda CCS 2006 y han incursionado en el cine, encargándose del vestuario de películas como Día Naranja de Alejandra Szeplaki.

“Bará dúo por el momento no tiene límites definidos, pretende llegar a expresarse en cada soporte textil que sea posible”, aclara.

En su taller se pueden adquirir curiosas piezas informales listas para llevar, o solicitar algo a la medida del gusto, ocasión y capricho del usuario.

Entre sus diseños más exitosos se cuentan los fajines y cinturones, los pantalones turcos, los más recientes modelos de camisitas estraples con bufanda incorporada y toda la línea masculina, en especial, las corbatas .

“Me inspiro en los distintos tipos de persona que veo, en la naturaleza, en situaciones de la vida diaria”, cuenta Adriana.

En su sitio web http://www.baraduo.com/, explica también puede intervenir o renovar “aquel vestido usado y sin gracia que ya no te gusta”.

Pero quizá lo más interesante sean sus trajes formales con ese toque personal, divertido, original y muy estético –de poco vale lo raro por raro-, con el que uno sí se atrevería ir a un cóctel o una fiesta seria, sin tener que frenar un bostezo a la hora de vestirse.

domingo, 8 de julio de 2007

Catando diseñadores emergentes: Cristine García-Revolver

Las carteras-koalas de Cristine García aparecieron por primera vez en 2006. Al principio eran sólo para mujeres, hasta que en un mercado un turista reclamó: “¿cómo? ¿No hay una para mí?”. Se llevó la de colores más sobrios y así terminó abriendo el mercado para hombres y niños.

Con la colaboración de su mamá Claudine y su hermana Suzanne, Cristine busca crear diseños innovadores, atractivos, útiles y divertidos.

“Quería cubrir una necesidad en el mercado de la moda venezolana y divertir a la gente al momento de vestirse y afrontar el día a día”, comenta.

Sus bolsos, a modo de revolveras ergonómicas, permiten distintas alternativas de uso y disposición. “Son piezas para que juegues con el cuerpo como con un rompecabezas”, apunta.

La mayor ventaja es la comodidad. “Cuando estás en una ciudad como Caracas, donde el tiempo corre rápidamente y estás apurado lleno de estrés, la comodidad es lo que más necesitas”.
Por los momentos, sus modelos se encuentran sólo en los mercados de diseño itinerantes como El Guayoyo y La Comarca.

-¿Cómo nació Revolver?
-La idea nació de un ser inquieto, curioso, con ganas de hacer cosas nuevas y divertidas para personas que también sienten curiosidad por todo, que les gusta hurgar, observar, cambiar, que se aburren de la monotonía y siempre están buscando algo más.

Quería crear piezas que fueran diferentes, útiles y que, al mismo tiempo, se pudieran usar como accesorios. El lugar de creación y confección fue y sigue siendo mi casa, cociendo con mi mamá, y vendiendo en mercados itinerantes con mi hermana.

-¿Cuál fue tu objetivo inicial?
-El objetivo era crear piezas innovadoras, atractivas, útiles y divertidas. Hacer cosas nuevas para cubrir una necesidad en el mercado de la moda en Venezuela y divertir a la gente al momento de vestirse y salir a la calle.

-Describe cuál es el concepto de tus diseños
-Piezas ergonómicas, ambiguas, que se pueden usar de distintas formas, con diferentes alternativas de uso y disposición. Son piezas para que juegues con el cuerpo a modo de rompecabezas.

-¿Cómo se te ocurren los diseños?
-Observando cuáles son las tendencias de la moda en otras partes del mundo, retomando cosas de otras épocas, buscando llenar las necesidades de la gente.

-¿Cuáles líneas manejas actualmente?
-Tenemos las carteras para mujeres, hombres y niños. Además están las "faldas-ruanitas" y algunos accesorios para el cabello.

-¿Tienes intenciones de internacionalizarte?
-El tema de internacionalizarse es muy atractivo, pero por ahora somos una empresa pequeña, conformada por una sola persona y algunos colaboradores. Así que primero vamos a enfocarnos en el mercado venezolano, que está tan falto de cosas nuevas. Si todo sale bien y crecemos mucho, mucho, mucho... ya sería otra cosa.

domingo, 1 de julio de 2007

Catando diseñadores emergentes: Verónica Casellas-Pink Ponk


Verónica Casellas buscaba integrar distintas disciplinas artísticas con el diseño de modas y, en compañía de Juan León, Yvonne Jiménez y Daniel Yanes Arroyo, consolidó Pink Ponk en el año 2005.

Como línea de ropa -también es diseño web- busca escapar de la producción estandarizada y en serie, creando piezas femeninas y masculinas a partir de la intervención y simbiosis de diferentes tendencias y materiales.

Se expresa a través de fotografía, video, moda y performance. El mes pasado presentó un proyecto junto con los artistas plásticos Marcos Mujica y Julián Higuerey.

Antes envió una propuesta de intervención a carteras al Museo de la Estampa y el Diseño Carlos Cruz Diez y participó en la IV Bienal de Fotografía el Hatillo y en el Festimage, un festival internacional de fotografía realizado en Portugal.

Actualmente trabaja en un video arte que saldrá al aire en el noviembre y, hoy, y en la séptima edición del Mercado Guayoyo (Sala Experimental del Museo de Bellas Artes) realizará una intervención performántica del espacio, en colaboración con los también diseñadores Adriana Rodríguez de Baraduo (http://www.baraduo.com/) y Alina Izquierdo de Burundanga (http://www.burundangadesign.com.ve/).

A través de su sitio http://www.pinkponk.com.ve/ se pueden adquirir sus diseños y hacer citas para visitar su taller. Así ha logrado ventas en Aragua, Mérida, Portugal y España. En el sitio se publican, además, portafolios de diseño y de otras áreas como arte, teatro y fotografía.

“Como cualquier otra persona en el mundo, siempre tenemos los caminos de la autopista para sentir, explorar y hacer. Son posibilidades por igual para cualquiera. Lo importante es, quizás, como el entorno le presta atención a algo que puede ser pequeño o grande, pero es algo por lo cual seguir, una idea divertida, esa delgada rayita que hay en todo”, comenta ella.