Siempre me han gustado los documentales. De niña, en tiempos sin DirecTV ni Discovery Channel, recuerdo haber tenido que cazarlos en el antiguo Canal 5 de Venezuela: de animales, de lugares, de músicos…
Ya adulta, pero en momentos de crisis económica, hasta hubo que dejarlos grabando en alguna casa bien dotada, para luego disfrutarlos en formato maratón, un sábado en un humilde televisor sin cable, pero con VHS y muy buena compañía.
Después llegó Internet y para acá no olvidé traer, por ejemplo, las primeras temporadas del Reino del Suricato, sin doblaje por favor.
El gran descubrimiento en documentales musicales fue la serie de historia del Jazz de Ken Burns, un grupo de alrededor de 10 DVD con el mejor relato musical que he visto.
Imágenes históricas, análisis y testimonios de protagonistas son transmitidos con un certero hilo conductor que, sin temer sumergirnos en profundidades, nunca pierde ligereza ni amenidad.
La película no se preocupa tanto de las superficialidades biográficas de las estrellas, sino que se centra en el análisis sociológico y cultural del fenómeno, sin olvidar desentrañar con agudeza cuáles fueron las reales innovaciones y aportes musicales de cada quien.
Aunque los hiperespecialistas tienen sus críticas, resulta maravilloso y absolutamente clarificante escuchar a Wynton Marsalis explicar cómo Louis Armstrong cambió totalmente el fraseo y la forma de tocar la trompeta y entonces ver y hasta casi palpar la diferencia, al oír sonidos tan distintos salir de sus labios e instrumento, en una pequeña demostración.
Todo un lujo es tener un intérprete y músico de su calaña, como profesor privado en casa. Pero también es un poco triste ver estas maravillas en la pequeña pantalla del televisor.
En Venezuela sólo a finales de los ochenta se dieron algunos festivales de documentales, cuando el presidente de la Fundación Nuevas Bandas, Félix Allueva, comandaba la programación del Celarg.
Gratísima sorpresa fue encontrarme al llegar a Barcelona que comenzaba el Festival Internacional de Cine Documental Musical In-Edit Beefeater, proyectando 50 films en dos salas muy cercanas a casa.
Con cinco ediciones, lo que comenzó casi como una reunión de amigos en un teatro de barrio, ha cobrado importancia internacional, con raíces en Madrid, Valencia y Santiago de Chile.
In-Edit Beefeater
Documentales en concurso y proyecciones especiales conforman una abultada programación, para repasar la historia y actualidad del rock, pop y otros géneros en el mundo. He aquí algunos títulos interesantes:
New Orleans music in exile (EEUU, 2006): Qué ha pasado con los músicos y vida cultural de esta ciudad luego del Huracán Katrina. Dr. John, Irma Thomas, Cyril Neville y otros músicos cuentan de la supervivencia sonora.
George Clinton: Tales of Dr. Funkestein (UK, 2006): Repaso de la desaforada vida del líder de Parliament y Funkadelic, sin cuyos sonidos no existiría el funk, pero quizá tampoco el hip hop.
The U.S. Vs. John Lennon (EEUU, 2006): Según cuenta el broshure (la proyección es hoy), el film documenta la guerra desigual entre el FBI-Nixon y el Lennon más politizado de los años 70.
Old Man Bebo (España, 2007): Proyectada en la inauguración, retrata la vida del octogenario músico cubano Bebo Valdés, de estrella en los cincuenta a anónimo pianista exiliado, para culminar en su resurrección durante los Grammys en el 2000.
La programación es, pues, extensa y variada (se puede revisar en: http://www.in-edit-beefeater.es/ ). Y en las largas filas en las puertas de los cines también se puede ver de todo, desde los fanáticos de Oasis, grupetes de punk, hasta turistas, recién llegados y seres solitarios con franca pinta de sociólogos o antropólogos.
Que vivan las ciudades con amplitud de opciones para cada quien… aunque un loco en el metro pretenda probar a patadas lo contrario.
Ya adulta, pero en momentos de crisis económica, hasta hubo que dejarlos grabando en alguna casa bien dotada, para luego disfrutarlos en formato maratón, un sábado en un humilde televisor sin cable, pero con VHS y muy buena compañía.
Después llegó Internet y para acá no olvidé traer, por ejemplo, las primeras temporadas del Reino del Suricato, sin doblaje por favor.
El gran descubrimiento en documentales musicales fue la serie de historia del Jazz de Ken Burns, un grupo de alrededor de 10 DVD con el mejor relato musical que he visto.
Imágenes históricas, análisis y testimonios de protagonistas son transmitidos con un certero hilo conductor que, sin temer sumergirnos en profundidades, nunca pierde ligereza ni amenidad.
La película no se preocupa tanto de las superficialidades biográficas de las estrellas, sino que se centra en el análisis sociológico y cultural del fenómeno, sin olvidar desentrañar con agudeza cuáles fueron las reales innovaciones y aportes musicales de cada quien.
Aunque los hiperespecialistas tienen sus críticas, resulta maravilloso y absolutamente clarificante escuchar a Wynton Marsalis explicar cómo Louis Armstrong cambió totalmente el fraseo y la forma de tocar la trompeta y entonces ver y hasta casi palpar la diferencia, al oír sonidos tan distintos salir de sus labios e instrumento, en una pequeña demostración.
Todo un lujo es tener un intérprete y músico de su calaña, como profesor privado en casa. Pero también es un poco triste ver estas maravillas en la pequeña pantalla del televisor.
En Venezuela sólo a finales de los ochenta se dieron algunos festivales de documentales, cuando el presidente de la Fundación Nuevas Bandas, Félix Allueva, comandaba la programación del Celarg.
Gratísima sorpresa fue encontrarme al llegar a Barcelona que comenzaba el Festival Internacional de Cine Documental Musical In-Edit Beefeater, proyectando 50 films en dos salas muy cercanas a casa.
Con cinco ediciones, lo que comenzó casi como una reunión de amigos en un teatro de barrio, ha cobrado importancia internacional, con raíces en Madrid, Valencia y Santiago de Chile.
In-Edit Beefeater
Documentales en concurso y proyecciones especiales conforman una abultada programación, para repasar la historia y actualidad del rock, pop y otros géneros en el mundo. He aquí algunos títulos interesantes:
New Orleans music in exile (EEUU, 2006): Qué ha pasado con los músicos y vida cultural de esta ciudad luego del Huracán Katrina. Dr. John, Irma Thomas, Cyril Neville y otros músicos cuentan de la supervivencia sonora.
George Clinton: Tales of Dr. Funkestein (UK, 2006): Repaso de la desaforada vida del líder de Parliament y Funkadelic, sin cuyos sonidos no existiría el funk, pero quizá tampoco el hip hop.
The U.S. Vs. John Lennon (EEUU, 2006): Según cuenta el broshure (la proyección es hoy), el film documenta la guerra desigual entre el FBI-Nixon y el Lennon más politizado de los años 70.
Old Man Bebo (España, 2007): Proyectada en la inauguración, retrata la vida del octogenario músico cubano Bebo Valdés, de estrella en los cincuenta a anónimo pianista exiliado, para culminar en su resurrección durante los Grammys en el 2000.
La programación es, pues, extensa y variada (se puede revisar en: http://www.in-edit-beefeater.es/ ). Y en las largas filas en las puertas de los cines también se puede ver de todo, desde los fanáticos de Oasis, grupetes de punk, hasta turistas, recién llegados y seres solitarios con franca pinta de sociólogos o antropólogos.
Que vivan las ciudades con amplitud de opciones para cada quien… aunque un loco en el metro pretenda probar a patadas lo contrario.
4 comentarios:
si bien creo que, sobre todo en esta nueva ola que nos desborda, hay un tema ético de la construcción de una supuesta verdad a partir del genero el documental, siempre son una ventana interesante para entender las complejidades de la esencia humana y del mundo...
lamentablemente, la gente parece morder con facilidad la carnada de igualar la presencia de testimonios y documentos con una verdad irrefutable...
aparte: ver a marsalis hablar sobre la hitoria del jazz, en cualquier foro, es una demostración del verdadero genio...
salud!
j.
Sí, en todas estas cosas el problema es cuando los autores -o los espectadores- literalizan esas "verdades" presentadas, asumiéndolas como únicas.
Gracias por pasar.
que bueno ver que la cata continua en barcelona!
Mira si ese documental sobre la historia del jazz de Ken Burns es de lo mejor que he visto hasta ahora. Saludos y se te extrania!
-((grdcva))-
Susana, lamento tu partida del país , como la de tantos otros venezolanos.
Espero que no olvides tu país y que siempre lo lleves en alto.
Tu blog es interesante y además posee todo el buen gusto .
Saludo cordial.
Tatiana .
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